Cuando la actividad a desarrollar a lo largo de la mañana va a ser básicamente trabajo intelectual, el tipo de nutriente más necesario serán los glúcidos o hidratos de carbono. ¿Porqué? Pues porque nuestro cerebro no "sabe" alimentarse de otra cosa.
Si llegamos al trabajo o a clase sin haber desayunado, nuestro cerebro no podrá alcanzar la actividad necesaria para atender como debemos, y no rendiremos de la forma oportuna. Es importante además tomar algo a media mañana: una fruta, un zumo, una tostada, barrita de cereales... es decir, algún alimento rico en glúcidos de absorción lenta. Si no lo hacemos no podremos aguantar hasta el final de la jornada laboral.
Imaginemos que estamos en clase. Es fácil advertir cómo a medida que transcurren las horas se nos hace más difícil mantener el orden, la atención, seguir trabajando, haciendo ejercicios... Es normal: estamos cansados. Pero el cansancio no es el único responsable: la falta de glucosa circulante en nuestra sangre tiene gran parte de la culpa también. Aunque hayamos desayunado en casa antes de salir, cuando llegamos a las últimas horas del horario escolar es imposible que quede en nuestra sangre glucosa suficiente para que nuestro cerebro alcance el nivel de atención que una explicación de clase requiere, porque se ha consumido ya a lo largo de las horas anteriores. Por ello, por mucho que los profesores gritemos, nos enfademos o incluso supliquemos para que nuestros alumnos guarden un mínimo de silencio que permita que la clase sea provechosa, es imposible: su hambriento cerebro no les deja.
Aquí pongo un enlace a un artículo de salud sobre la importancia del desayuno:
PASAR DEL DESAYUNO, UNA "MALA IDEA"
Os dejo un vídeo de la Fundación Eroski donde nos explican de una forma más amena comprensible la importancia de desayunar y qué es un desayuno saludable.
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