jueves, 12 de julio de 2012

TIEMPO DE PEPINOS...


       A pesar de que se le relacione con la gastronomía tradicional griega, este producto hortícola procede de La   India, donde se cultiva desde hace más de 3000 años, y todo parece indicar que no estuvo presente en la zona mediterránea (Siria, Persia, Bizancio) hasta el siglo VI d.C. Griegos y romanos los acogieron gratamente como alimentos y lo extendieron por toda Europa. Según fuentes árabes medievales, el pepino se introdujo en España hacia el siglo IX, y Cristóbal Colón lo llevó hasta América. En la actualidad, En nuestro país se utiliza como ingrediente típico del gazpacho, las ensaladas o se toma como encurtido, pero desde luego, hay muchas otras maneras de presentarlo en nuestras mesas.

El pepino pertenece a la familia de las Cucurbitáceas, familia a la que pertenecen también otros productos hortícolas comestibles, como los conocidos melón, calabazas, calabacín o la sandía, y algún otro no comestible, pero sí curioso, como la luffa, o esponja vegetal.

Necesita un clima templado para cultivarse en óptimas condiciones. Su temporada de producción se extiende de junio a septiembre, aunque actualmente, puede encontrársele en los mercados durante todo el año.

Hay que reconocer que no aporta gran cantidad de nutrientes, ya que están constituidos básicamente por agua, pero es precisamente esta característica la que lo convierte en un excelente aliado en dietas de adelgazamiento y en el control del peso corporal. No obstante, posee componentes importantes, como fibra y vitamina A (beta-caroteno) y estos se encuentran en la piel, motivo por el cual, lo ideal es consumirlos bien lavados pero a ser posible, sin pelar.

Tradicionalmente  se le ha considerado un fantástico aliado de la piel (el uso de mascarilla facial de pepino es ampliamente conocido). Esto es debido a su contenido en silicio, que parece tener un importante papel en el mantenimiento de la elasticidad de la piel y en el crecimiento del pelo y uñas, así como en la cicatrización de heridas y reparación de fracturas óseas.

La sabiduría popular le atribuye también propiedades beneficiosas en el tratamiento de la gota, la obesidad, enfermedades del corazón. También se recomienda para aliviar los ojos cansados e inflamados y para la picadura de avispas.

Debido a su alto contenido en celulosa, puede resultar indigesto, especialmente si se come rápido y mal masticado.

Y para terminar, os dejo una receta muy refrescante, tan deliciosa que tiene múltiples variantes en distintos países. Esta es la del Tzatziki, salsa griega, ideal para tomar ahora en verano, sobre rebanadas de pan o acompañando a las ensaladas.

SALSA TZATZIKI:

Ingredientes:
-          Un pepino grande.
-          Cuatro yogures griegos (se pueden usar los elaborados en casa según la receta casera expuesta ya en este blog. Así quedará todo mucho más “auténtico”).
-          Aceite de oliva.
-          Sal, un ajo rallado, un poco de pimienta y eneldo.
Poner en un bol los cuatro yogures y reservar. Triturar el pepino (rallado o pasado por el triturador, no por la batidora). Poner el resultado sobre un colador y dejar que escurra la mayor cantidad posible del líquido, ayudándose incluso apretando con una cuchara. Verter lo que nos quede encima del colador en el bol donde depositamos los yogures.
Añadir la sal, el ajo rallado y las especias, y mezclar con la cuchara. A continuación se le agrega un chorrito de aceite de oliva, lentamente, y se sigue mezclando con la cuchara hasta obtener una salsa de apariencia homogénea.

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